¿Acaso la ciencia no sirve para descubrir la belleza del universo? ¡Cuánto deseo estar disponible, conmovido, como un poeta! Esta es la estatura del verdadero científico: un hombre que se maravilla ante la comprensibilidad del universo, que es consciente de lo desproporción entre su razón y la verdad, y, aún así, asume el riesgo de ahondar en sus entrañas.